Oda a Minime y su eterna alegría

Minime fue mi compañera durante 11 años de su peluda vida, me trajo lo mejor que la vida me pudo dar: su entrañable compañía. 
Y un día 21 de septiembre del 2011, sonó el teléfono, era una de esas llamadas en las que el sonido del teléfono me hacía estremecer, era el horario el que anunciaba que no iban a ser agradables las noticias que recibiría y exactamente fueron así: R Mini se nos fue, lo siento! En ese momento se me fue la vida al suelo, los recuerdos comenzaron a pasarme por la mente, la extrañé y recordé llena de lágrimas. 
La aceptación de que nos volveríamos a encontrar en un futuro no muy inmediato se quedó en mi mente y se mantuvo durante muchos días, para ser honesta quizá meses y hasta hoy la sigo extrañando. El día que fui al mar para dejarla, lugar al que le encantaba ir, habían ballenas nadando alrededor, la compañía era perfecta y las 2 teníamos que decirnos hasta pronto. 
Sin duda alguna me quedo con las miles de alegrías, los miles de viajes que hicimos juntas por carretera, las miles de veces que me brinco para saludarme, la lucha por las almohadas, el peinarla con secadora sabiendo que era lo que más le gustaba, los paseos al parque para que correteara a las ardillas, los pelos al viento, subir y bajar de muchos aviones, la lengua de fuera y el cariño que siempre me dio a mi y a los que estaban junto de mi. Va a llegar el día... y ese día la voy a volver a abrazar.

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