El viernes después de las 12, benditas palabras

Esas fueron las palabras que hicieron hoy que mi corazón brincará como respuesta a nervio y alegría, la no tan atenta señorita que se encontraba atrás del escritorio iba gritando alegremente los números de las fichas que los muchos personajes que estábamos del otro lado sosteníamos en nuestras manos, confirmando constantemente el número que nos habían asignado, como si se pudiesen cambiar de repente o como si se fueran a hacer más grandes o más chicos, cada uno teníamos uno y lo sosteníamos con fuerza a nuestro ser. Y así llegué al lugar con el número 1779 y la empleada grito 1754 ahí fue cuando pensé que mi mañana se convertiría en medio día y que como cualquier tramite en este país en el que vivo (aquí) requeriría de varias visitas, mismas que ya han ocurrido, así que me senté y escuché tranquilamente "Invierno" de Vivaldi, con el sonido de los violines me entretuve un momento, para sorpresa mía descubrí que esa alegría de gritar los números rápidamente la mantenían viva y lo estaba haciendo muy bien, así que acudí a su llamado por primera vez para entregar los papeles del trámite que me había llevado hasta esa ventanilla; no pasó mucho rato cuando mi nombre fue dicho en voz alta... la primera parte estaba resuelta. Nadie protestaba, todos se paraban y acudían al vidrio a exponer su caso con la misma rapidez como la que iba aumentando la cronología numérica. Y al fin, se dijo 1779, entregué los papeles correspondientes ahora para el trámite número 2, rellené hojas en blanco, busqué datos en mi folder y con sonrisa en mano lo pase a través del borde del escritorio para que se encontrará con la mano receptora que cogió una regla, partió en 2 partes la solicitud y sin voltearme a ver simplemente me dijo: para el viernes después de las 2...

Comentarios

  1. y se dice que somos un pais amable lleno de personas alegres y sonrientes...

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